¿Por qué eran tan valoradas? Para muchas naciones, las alfombras con diversos símbolos tienen connotaciones religiosas y enérgicas. Turquía es especialmente famosa por ellas: el tejido de alfombras es una artesanía ancestral y desempeña un papel importante en el patrimonio cultural del país. En Europa, las primeras alfombras comenzaron a aparecer en el siglo XVI y solo la realeza podía permitírselas. En Rusia, la afición por las alfombras surgió durante la época de Pedro el Grande, cuando el comercio con otros países se desarrollaba activamente. En la Unión Soviética, una alfombra de calidad se consideraba un símbolo de prestigio. Los productos se traían de Azerbaiyán, Georgia y Turkmenistán, la gente hacía cola para comprarlos, se encargaban a través de contactos y se compraban a revendedores: era difícil sobreestimar la pasión por los lienzos hermosos en la URSS.
Una muestra de buen gusto y riqueza
En la URSS, las alfombras se compraban durante mucho tiempo, se transmitían de generación en generación y servían como un regalo maravilloso. En tiempos de escasez, esto era especialmente apreciado. Tener una alfombra se consideraba una forma de presumir de riqueza, y a veces incluso de contactos. Pero la mayoría de los ciudadanos tenían que ahorrar durante varios meses para comprarlo. Hacia finales del siglo XX, los productos se vendían sin colas ni citas: se podían comprar en una mueblería normal, pero para ello, con un salario de 130 rublos, había que ahorrar 50 rublos durante unos seis meses. En lugar de un cuadro, las alfombras brillantes con adornos vegetales eran apreciadas por su efecto decorativo. Ocupando gran parte de la pared, se convertían inmediatamente en el elemento principal del interior. Esto también se veía facilitado por la riqueza de colores: los tonos rojos se consideraban los más comunes. La alfombra también evitaba que los propietarios de los apartamentos tuvieran que hacer reparaciones: cualquier daño (papel pintado descolorido, grietas o manchas en la pared) podía ocultarse con un pintoresco lienzo con estampados. ¿Quién adivinaría que tiene un defecto?
Manteniendo la moda
En la Unión Soviética, las alfombras se popularizaron no solo por sus funciones estéticas. Cuando un invitado visitaba por primera vez la casa de alguien que había decorado su pared con ellas, experimentaba verdadera admiración: el lienzo parecía rico y original.
Muchos residentes del país buscaban el mismo producto lujoso, para que fuera «como el de los demás».
Creando un ambiente acogedor
Una alfombra de pared transformaba asombrosamente una habitación. Contemplar el suave y hermoso lienzo con un estampado vegetal era mucho más agradable que contemplar paredes vacías. Y como solía colgarse cerca de la cama o el sofá, la mayoría de los niños soviéticos se dormían felices contemplando los intrincados diseños y aún lo recuerdan con nostalgia. Las alfombras de pared eran de la más alta calidad: hechas de lana natural, no se decoloraban ni se desgastaban gracias a su ubicación especial. Es cierto que acumulaban polvo y requerían una limpieza periódica. Como aislante, las gruesas y cálidas alfombras soviéticas en los apartamentos de paredes delgadas de la época de Jruschov servían para protegerse del frío, especialmente si la cama estaba cerca de la calle o del muro de la entrada. No solo retenían el calor, sino que también minimizaban el nivel de ruido. La superficie afelpada absorbía bien los sonidos de los vecinos y protegía la privacidad de los propietarios. Por las mismas razones, las alfombras siguen decorando las paredes de muchos apartamentos: es la forma más sencilla de insonorizar una habitación sin gastar dinero en reparaciones costosas. En un interior moderno: Hoy en día, las alfombras ya no son un símbolo de prestigio, y la generación actual no siente tanta necesidad de mostrar su riqueza. La principal tarea de un interior moderno es reflejar el carácter de su propietario, sin dejar de ser funcional y armonioso. Por eso, los productos soviéticos de alta calidad y bien conservados se retiran de las paredes, se llevan a la tintorería y se colocan en el suelo. Las alfombras quedan genial en estilos escandinavos, eclecticistas e incluso lofts. Pero la moda es cíclica, por lo que las alfombras de pared también son cada vez más populares, aunque no las soviéticas, sino las de diseño o en forma de tapices.
En la Unión Soviética, los coloridos lienzos tejidos colocados en la pared se convirtieron en un verdadero símbolo de la época. Como podemos ver, había muchas buenas razones para colocarlos de una manera tan poco convencional.
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